23/10/08

LA ESTATIZACION DE LAS AFJP - CHAU BOUDOU


Amado Boudou se alejaría del ANSES

o lo alejarían ?

En la Casa Rosada ya comenzó la cacería contra este ex militante de la Ucedé y protegido de Sergio Massa, que prometió como el ex ministro hizo con la suba de las retenciones al campo, que no iba a pasar nada con la estatización de las AFJP.


El periodista Ignacio Zuleta, que lamentablemente cargado por sus tareas de editar el diario no suele tener tiempo para escribir, publica hoy un excelente análisis, que refleja la debilidad de la Presidenta por caer en el influjo de jóvenes funcionarios, que la hacen cometer errores políticos y económicos mayúsculos

Por Ignacio Zuleta

¿Boudou es el nuevo Lousteau ?


El gobierno se entregó ayer en Olivos y en Casa de Gobierno a una interminable evaluación de los daños que produjo el anuncio de un proyecto para estatizar el sistema de jubilaciones. Un proyecto que el gobierno creyó sería inocuo en el público, en los mercados y con el voto seguro en el Congreso.

¿Fue éste el tiempo adecuado?

¿Hubo un buen manejo de los tiempos con un gobierno apurado por la crisis internacional, con el trámite de estatización de Aerolíneas Argentinas sin resolver aún, con la tarea de hacer aprobar en el Congreso un Presupuesto con más maquillaje que previsiones solventes?

El gobierno debe admitir en estas horas que hubo un mal manejo de la oportunidad, y desesperados como el niño de la fábula que sacó un tapón y desagotó la represa, los funcionarios confesaban ayer, en términos duhaldistas, que no creían que el sistema estaba tan globalizado.

La corrida de ventas de títulos públicos, la caída de la Bolsa, el efecto «tango» en la rueda de Madrid, el declive de la acción de Repsol en España, el temor a la evaporación de los fondos para financiamiento del consumo a través de fideicomisos, la aparición en empresas líderes de un nuevo socio pobre (el Estado que se adueñaría de las acciones hoy en manos de las AFJP), todo eso configuró un infierno en los mercados que le hizo recordar al gobierno las consecuencias de la aprobación de la Resolución 125 en marzo pasado.

Cristina Kirchner quiso de nuevo saber de boca experta cuál sería el efecto del anuncio de la estatización en el público y en el mercado.

La respuesta se le atribuye a Amado Boudou, director de la ANSeS, y no fue contradicha por su jefe formal, Sergio Massa: las empresas no van a reaccionar porque después de la ley de traspasos del año pasado y de la reducción de las comisiones el negocio de las jubilaciones se redujo considerablemente.No va a pasar mucho, completa esa respuesta escuchada el jueves pasado en Olivos (antes de que Cristina de Kirchner recibiera al Grupo de los 5 que integran los empresarios), porque además las encuestas dicen que el público está enojado con las AFJP porque nunca pudieron elegir el sistema, al que fueron arrastrados sin preguntarles qué querían hacer.Casi la misma respuesta que se le atribuye en marzo pasado a Martín Lousteau cuando le preguntaron cómo reaccionaría el sector agropecuario si se firmaba la Resolución 125. No pasa nada, fue la contestación de entonces; no tienen fuerza para protestar y además el resto del público no los va a acompañar porque creen que han ganado mucha plata. Este pronóstico insolvente le costó la cabeza al ministro de Economía pero, más grave, redundó en la principal derrota política del kirchnerismo desde 2003: el público de las grandes ciudades se respaldó en la queja del campo para manifestar su malhumor por otros reproches que tiene que hacerle al gobierno (estilo hegemónico, método de recesión familiar, inflación, etc.).

La Casa Rosada teme ahora que se produzca un nuevo round de protestas de las clases medias, basadas en este hecho: es cierto que las encuestas de la ANSeS del año pasado manifestaban la queja de público por no haber podido ejercer la libre elección del sistema jubilatorio. Pero cuando se aprobó el régimen de pase a la jubilación estatal, sólo un millón de personas ejercieron esa opción. El resto (9 millones, del cual pagan regularmente algo así como 3,6 millones) se mantuvo en el sistema de capitalización renovando una oposición.

¿No pensó Boudou en este hecho cuando respondió que el efecto iba a ser mínimo?

La conversación con el dúo de la ANSeS (Massa, Boudou) ocurrió el jueves pasado, antes de que Eduardo Eurnekian, Juan Lascurain, Carlos Wagner, Jorge Brito y Luis Betnaza mantuvieran una sesión de terapia exprés junto a un grupo de ministros para tranquilizar al Ejecutivo sobre la crisis internacional.

Cristina de Kirchner siempre tuvo en el corazón el proyecto de estatizar las jubilaciones pero nunca hasta ahora, cuando ni los republicanos de George W. Bush defienden la iniciativa privada y al capitalismo, habían tenido plafón político para plantearlo.

Reproches

Esa noche Boudou reflotó viejos papeles de la era Massa, como ese pliego de reproches que lleva el título de «Las promesas incumplidas del régimen de capitalización», una enumeración de los fracasos del sistema. También se analizaron otros escenarios para el mismo propósito: echar mano de la recaudación previsional en montos superiores a los que permite la rutina de venderles bonos del Estado a la AFJP. Caídos los expedientes anteriores para lograr un auxilio a la tesorería del problema (la 125, los anuncios de pagos al Club de París, la renegociación con los holdouts), la estatización de las jubilaciones -proyecto compartido por el oficialismo y la oposición en el Congreso-, todos críticos de la capitalización, parecía un trámite inocuo, o al menos con daños controlables.

En ese debate los informantes de la ANSeS expusieron otra idea para respaldar el proyecto: el sistema de las AFJP venía ya malversado desde su creación; se creó con el propósito de proteger la recaudación previsional de la voracidad del Tesoro, pero sus propios creadores trampearon la idea original y empapelaron, bajo todos los gobiernos, a las AFJP de títulos públicos. La renegociación de esos bonos bajo la era Kirchner fue un negocio ruinoso para los futuros jubilados y los fondos de pensión, que recibieron otra estocada con la crisis global. En ese estado, el gobierno debería en un futuro cercano auxiliarlas, algo que planteó el dilema ideológico: ¿las auxiliaremos o precipitamos ahora el final del sistema?

La Presidente no lo pensó un instante, pero tampoco consultó sobre las consecuencias que se verifican en el desfondamiento de los mercados, algo que complica más el proyecto declarado del gobierno de mejorar su relación con el mundo financiero.

Entre el jueves a la noche y el sábado, peña con fútbol y asado en Olivos, ocurrió la decisión presidencial. Ese día, después de la charla de vestuario, Massa y el grupo de ministros que concurrieron, escucharon la idea. Discutieron sobre cómo anunciarlo, la Presidente -como se relató- disintió con el jefe de Gabinete e impuso que debía dársele la noticia a los diarios «Clarín» y «Página/12», que adelantaron la noticia en la edición del lunes.

En ese largo trámite de una idea sin consulta y sin vuelta nadie les advirtió -que ahora buscan al Lousteau de esta película- que el público reacciona mal cuando le tocan lo que cree es propio, el mercado entiende al revés lo que quiere decirle el gobierno y que esta administración nunca tiene suerte cuando emprende batallas institucionales. Esto es porque afecta lo que cree la gente que es de ella, su dinero y su bolsillo, y quizá no le gusta que estas medidas del gobierno le recuerden que no es del todo así.

1 comentario:

Daniel dijo...

Hola, no me quedó claro si la presidenta estaba en el vestuario o intervino después...
En serio, muy interesante la crónica.
Ahora, ya sabemos que las medidas del Gobierno son inconsultas, lo que no puedo entender es que sean tan poco pensadas...