30/6/09

LA DERROTA DEL KIRCHNERISMO

Un voto nacional contra Kirchner

La derrota del kirchnerismo en las elecciones legislativas ha sido clara y categórica. Como era previsible, el oficialismo ha perdido cuatro bancas en el Senado, mientras que en Diputados el oficialismo termina perdiendo aproximadamente 20 bancas.

La derrota del kirchnerismo en las elecciones legislativas ha sido clara y categórica. Como era previsible, el oficialismo ha perdido cuatro bancas en el Senado: dos en Córdoba, dos en Corrientes y una en Mendoza, y ganando una en Tucumán. Queda así con 36 senadores nacionales sobre 72, con lo cual pierde la mayoría, dado que el vicepresidente (Cobos) es opositor.

Además, de los senadores electos no es claro que los dos justicialistas electos en La Pampa y los dos de Chubut se mantengan ahora en el bloque oficialista, con lo cual la pérdida en términos reales puede ser mayor.

En Diputados el oficialismo termina perdiendo aproximadamente 20 bancas, cayendo de 116 a cerca de 96, y quedando a 33 diputados de la mayoría. Pero más allá de esta disminución, cabe el interrogante de si los justicialistas que hoy son kirchneristas lo seguirán siendo después de la derrota oficialista en estas elecciones.

No será necesario esperar al 10 de diciembre -cuando asumen los nuevos legisladores- para que el oficialismo pierda el control del Congreso. Ello probablemente sucederá a partir de hoy, al percibirse dentro del peronismo que el liderazgo de Kirchner ha entrado en declinación y que ha surgido un nuevo referente con el triunfo de Reutemann en Santa Fe.

Tanto entre los aliados del oficialismo como dentro de sus propias filas, habrá ahora más legisladores reacios a apoyar los proyectos del oficialismo.

Desde 1983, sólo Alfonsín entre 1987 y 1989 y De la Rúa entre 1999 y 2001 gobernaron sin mayoría en las cámaras, cono sucederá ahora con el kirchnerismo.

Kirchner apostó todo a que un triunfo por un voto en la provincia de Buenos Aires neutralizaría la derrota en las elecciones legislativas, pero ello no sucedió.

Esta elección ha sido la peor del peronismo bonaerense en más de dos décadas, al quedar por debajo del 33% de los votos.

Ello ha sido no sólo por el desgaste del Gobierno y el conflicto del campo, sino también por la división de los votantes del PJ bonaerense. Los fallos de la Cámara Nacional Electoral impidiendo la candidatura del rotisero Fernando Jesús Narváez y de Luis Patti desde la cárcel jugaron un rol importante, dado que la lista que encabezó Francisco De Narváez se impuso por menos de 3 puntos.

El candidato triunfador se apresuró a lanzar su candidatura para gobernador de la provincia para los comicios de 2011 y ratificó su afiliación al PJ. Pero la derrota de Kirchner como candidato, por más que se empeñe en interpretar la elección como una suerte de paridad, va a tener consecuencias políticas importantes. Es que su liderazgo dentro del peronismo, que comenzó a debilitarse con el conflicto del campo, puede ahora entrar en crisis, quedando por delante dos años y medio de gobierno.

La derrota bonaerense arroja además sus consecuencias sobre Cristina Kirchner, dada la dependencia política que tiene respecto a su marido.

En cuanto al gobernador de la provincia (Scioli), sus posibilidades de ser el candidato a presidente del PJ han disminuido.

La elección ha demostrado que ha tenido lugar una ola nacional contra el oficialismo. A la mencionada derrota en la provincia de Buenos Aires (38% de los votos), se suma que en Capital (11%) ha quedado en cuarto lugar sin llegar al 15%. En Santa Fe y Córdoba (9% de los votos en cada caso), el oficialismo nacional no ha llegado al 10% de los votos. En Mendoza el kirchnerismo perdió por 25 puntos frente a la coalición que respaldó Cobos. En Entre Ríos el oficialismo fue derrotado por el Acuerdo Cívico y Social. El kirchnerismo quedó tercero en Corrientes y también perdió en Catamarca, además de San Luis. Pero el fracaso más llamativo es el de Santa Cruz, donde sufrió la primera derrota desde que llegó a la gobernación por primera vez en 1995.

Los resultados en los distritos tienen influencia en las posibles candidaturas presidenciales. La derrota en Buenos Aires y en Santa Cruz complican una eventual postulación de Kirchner y es un escollo para la de Scioli.

El tercer lugar en Capital del Acuerdo Cívico y Social debilita las posibilidades de Carrió, y el triunfo del PRO en Capital -aunque menor al esperado- mantiene abierta la posibilidad de Macri.

El ajustado triunfo de Reutemann en Santa Fe lo consagra como precandidato justicialista, mientras que el socialista Hermes Binner buscará mantenerse en carrera ganando las elecciones municipales -que tendrán lugar en su provincia en agosto- con su partido.

Cobos ve fortalecida su candidatura con el categórico triunfo obtenido en Mendoza. La gran cuestión hacia adelante pasa a ser la gobernabilidad.

De las cinco elecciones previas a la presidencial realizadas hasta esta, de las tres que perdió el oficialismo, dos terminaron en crisis de gobernabilidad: la de 1987, con la entrega anticipada del poder por parte de Alfonsín, y la de 2001, con al caída de De la Rúa.

Menem la perdió en 1997 pero no tuvo crisis de gobernabilidad, aunque vio esfumarse su aspiración de un tercer mandato y el PJ fue derrotado en las elecciones presidenciales de 1999. Pero Menem tenía dos ventajas para mantener la gobernabilidad respecto a Kirchner: la primera es que retenía el control del Congreso y la segunda que tenía un temperamento político más conciliador.

Para evitar la crisis de gobernabilidad ahora, hace falta que Kirchner cambie su personalidad, aceptando que deberá compartir el poder. Pero no es fácil que lo haga. En las 24 horas posteriores a la elección, el matrimonio Kirchner dio señales claras que frente a la derrota electoral, en lugar de aceptar la necesidad de un cambio en el estilo político, dejando a un lado la confrontación y la imposición y cambiándolos por el diálogo y el consenso, han decidido ratificar el rumbo y la forma de gobernar.

En la madrugada del 29 de junio el ex presidente en su conferencia de prensa minimizó la derrota. Horas después renuncio a la Presidencia del PJ para permitir que Scioli busque envolver a Reutemann y Narváez, sus opositores dentro del PJ, diluyéndolos como opción. Antes de cumplirse las 24 horas, Cristina Kirchner negó la posibilidad de cambiar el gabinete y defendió al INDEC. Se han dado así señales muy claras de que el kirchnerismo una vez más doblará la apuesta, aunque se encuentre mucho más débil que antes.

En cuanto al sindicalismo, la salida de Graciela Ocaña del Ministerio de Salud implica una clara victoria de la CGT y en particular de Hugo Moyano, quien parece dispuesto a seguir obteniendo concesiones por parte de un gobierno cada vez más débil para decirle que no.

No hay comentarios: