18/7/10

FRONDIZI Y LA BATALLA DEL PETROLEO

LA ESTRATEGIA DEL DESARROLLO NACIONAL

El 26 de julio de 1958, el entonces Presidente de la Nación Argentina Arturo Frondizi, proclamó lo que se recuerda como “La Batalla del Petróleo”, iniciando así la aplicación de una serie de medidas tendientes a superar las condiciones del subdesarrollo histórico argentino. Ese conjunto de medidas respondía a un plan concebido en base al análisis metodológico de las deficiencias que caracterizaban al país, desde su propio surgimiento como nación independiente. Fue aquel un estudio sistemático que excluyó, como elementos decisivos, las teorías ideologistas y la especulación meramente política-proselitista. Así surgió el Programa de Desarrollo Nacional, cuya aplicación se interrumpió con el golpe de Estado de 1962.

Desarrollo Nacional tiene un significado abarcativo que no solo refiere al aspecto económico, sino a la problemática general de un país dado; es el resultado de una estrategia que en la Argentina tuvo como punto de partida el autoabastecimiento de petróleo, porque la importación del combustible insumía la mayor parte de las divisas disponibles, impidiendo la inversión en otros sectores básicos de la producción. Fue así como el programa de aquel gobierno promovió y obtuvo señalado éxito en todos los rubros de su propósito: acero, generación eléctrica, petroquímica, siderurgia, automotores, maquinaría agrícola y tractores, papel y celulosa, infraestructura de comunicaciones y transporte, el aporte tecnológico y financiero a la actividad agropecuaria, etc..

Pero cabe destacar el sentido humanista de aquel programa, ya que en su concepción global incluyó la educación y la ciencia, las expresiones de la cultura, el orden jurídico y la vida social. Era un proceso que se imponía como consecuencia de una realidad mundial, en el que la coexistencia pacífica y la división en dos áreas: una de ellas, la tercera parte de la población, con el desarrollo pleno de sus fuerzas productivas y la otra, con las dos terceras partes, inmersas en el subdesarrollo, con gran parte de su población sumida en la miseria, situación que imponía una transformación estructural.

Cabe enfatizar que “crecimiento” en los índices de la macroeconomía, no equivale a “desarrollo”, ni se reduce a una diferencia semántica, pues el primer término ha sido usado y publicitado extensamente por varios gobiernos, como muestra del éxito de sus administraciones, ciertamente resultado de circunstancias puntuales del mercado internacional. El “crecimiento” no asegura la evolución sostenida de la economía ni del nivel de vida de la población y conlleva un grave riesgo social; cuando esas circunstancias favorables desaparecen, surgen las frustraciones, causando el retroceso y provocando la desmoralización y el descreimiento generalizado de los ciudadanos.

Rememorar aquel emprendimiento concretado hace medio siglo como simple acontecimiento histórico, permitiría suponer que el Desarrollo Nacional no tiene vigencia; nada más lejano a la realidad en los actuales tiempos, en que la Nación subsiste con todo su vigor como categoría histórica, en su condición de organización social.

Hoy, los cambios generados por la “globalización”, en cuanto al avance tecnológico, el gran aumento productivo y la expansión de las empresas multinacionales, los modos operativos del comercio internacional y las prácticas financieras, plantean cambios en los contenidos de un programa para el Desarrollo Nacional; su estrategia es incólume, su realización un imperativo histórico.

Autor: Esteban Turcatti
Presidente de la Comisión Permanente de Homenaje al Dr. Arturo Frondizi

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